Cada 31 de octubre se celebra Halloween, la fiesta de los sustos y de los disfraces. Es una celebración de origen pagano y que tiene sus raíces en el antiguo festival celta de Samhain (cuyo significado etimológico es ‘el final del verano’). Sin embargo, la versión que se celebra comúnmente en la actualidad proviene de Estados Unidos y ha sido exportada al resto del mundo.
Todos los años, miles de niños se disfrazan y van casa por casa proclamando una frase que ya forma parte del imaginario colectivo: truco o trato. No solo los más pequeños se sienten atraídos y entusiasmados por esta celebración, es frecuente ver por estas fechas comercios y hogares adornados para la ocasión.
La simbología empleada nos evoca al miedo, al terror; desde los zombies, hasta brujas, fantasmas, esqueletos, murciélagos, arañas, etc. Pero hay un símbolo que, en principio, no tendría por qué darnos miedo: las calabazas.
#Halloween? en Canadá: más allá del ‘trick or treat?’ https://t.co/C820dBRXPq pic.twitter.com/pOAsUwGV6w
— FSL Idiomas (@FSLidiomas) 12 de octubre de 2018
Es aquí cuando tenemos que retroceder un momento al festival celta de Samhain (siglo VI a. C) . Durante estas celebraciones los celtas solían utilizar nabos vacíos que llenaban con carbones al rojo o velas a modo de faroles con el objetivo de guiar a los espíritus. Los inmigrantes irlandeses que llegaron a EE.UU. se llevaron con ellos algunas de sus tradiciones y las extendieron como es el caso de la leyenda sobre Jack O’Lantern (la linterna de Jack).
La leyenda de Jack O’Lantern
La historia que se cuenta sobre el granjero Jack nada tiene de bonita, moral o envidiable. Llevando una vida repleta de fechorías, Jack se encontró un día cara a cara con el diablo, el cual le reclamó su alma y, por tanto, su vida a cambio de hacer cumplir su última voluntad. Jack, astuto como siempre, le pidió que se convirtiera en monedas para poder tomar un último trago. Una vez el diablo se introdujo en su bolsillo, Jack consiguió atraparlo. Para poder escapar de su cautiverio el diablo le prometió diez años más de vida.
Pasado este tiempo, el diablo regresó para acabar el trabajo que en su día empezó con Jack y de nuevo le volvió a conceder una última voluntad. En esta ocasión, Jack le pidió al diablo que subiese a un árbol y le cogiese la manzana que más alto había crecido. Aprovechando esta distracción, talló una cruz en el árbol y lo rodeó con pequeñas cruces de madera por lo que el diablo se encontraba atrapado de nuevo. En esta ocasión, Jack pidió conservar su alma para siempre.
Pasados los años, Jack murió. Tras una larga vida de pecados, su alma no tenía permitido el acceso al cielo. Como alternativa, Jack intentó entrar en el infierno. El diablo, rencoroso todavía, no se lo permitió y le mandó a unas brasas para que su alma ardiera eternamente. Jack las introdujo en un nabo para alumbrar su camino por la Tierra en su búsqueda de un lugar dónde reposar su atormentada alma.
Con el transcurso de los años, esta historia (que contempla diferentes versiones) se convirtió en un método para tranquilizar a los más pequeños de la casa y alejar al diablo. Pero… esto no responde a la pregunta: ¿por qué las calabazas son el símbolo de Halloween?
Aquí entra el reciclaje. Debido a un excedente de calabazas a finales del siglo XIX, y a que eran más fáciles de vaciar y tallar, los nabos encontraron un sustituto en las calabazas y éstas se convirtieron en el símbolo por excelencia de Halloween.
Comentario
[…] Estados Unidos y Canadá, también se están preparando. Si hace unos días hablábamos sobre las calabazas como símbolo de esta festividad, hoy os traemos una nueva edición de los disfraces más populares que vamos a ver este […]